Mi historia – Parte 1
Yo estudié Licenciatura en Computación porque “tenía que estudiar algo” y tuve la suerte en principio de que me terminara gustando mi carrera, y luego, de conseguir apenas al año de graduarme un trabajo que me encantaba.
Inicié mi camino como consultora de sistemas en el 2004, y no te voy a negar, amaba lo que hacía porque:
- Pude conocer mucha gente chévere, hacer buenas amistades y valiosos compañeros de trabajo
- Pude viajar, conocer muchos países y culturas diferentes
- Pasé de ser trainee AKA “no saber nada”, a ser Senior AKA “saber mucho de mi área y un poquito de lo demás”
- Logré metas económicas gracias a lo que cobraba, de las cuales las más trascendentales fueron mi primer carro y poder pagar mi maestría de coaching. Recuerdo curioso: Por ese carro al que llamaba “mi corsita”, pagaba de letra (crédito/préstamo) mi salario mensual, así que menos mal vivía aún con mis papás
- Aprendía mucho y nunca me aburría porque siempre cambiaba de empresa, de industria y de equipo de trabajo
Sin embargo, unos años después comencé a sentir monotonía y empezó a incomodarme lo que antes nunca me importó: que mi vida girara 100% en torno a mi trabajo y que no tuviera vida personal.
En ese momento me empezó a picar una cosquillita interna que me decía que podía hacer algo diferente y que me llenara más, pero no lo escuché, total, tenía trabajo y cobraba bien, no importaba tanto que sintiera que se me marchitaba la vida.
Al tiempo conocí al que se convertiría en mi esposo. “Casualmente” -o causalmente-, él trabajaba en lo mismo que yo, también era consultor SAP. En ese momento mi carrera profesional estaba al máximo, era C-Level en una empresa americana.y cobraba más de lo que nunca había cobrado antes. La consagración del éxito se podría decir, PERO -si, pero-, era extremadamente infeliz, y no tenía ni tiempo ni energía para compartir con él.
La incomodidad se fue haciendo cada vez más grande, pero la mantenía ahí, aguantada, callada. Sin darme cuenta intentaba taparla comprándome ropa y zapatos, pero seguía sintiéndome igual. Intenté disfrazarla invirtiendo en un negocio con mi hermano mayor, que la verdad ni lo entendía ni me llamaba tanto la atención, pero que va, la incomodidad seguía estando allí.
En ese momento no sabía que mientras iba callando esa vocecita interna, me iba apagando a mí y me iba desconectando de mi esencia.
Hasta que como dice la canción “pasó lo que tenía que pasar”. Quedé embarazada de Aris, mi primer hijo, y comenzó el movimiento interno; no quería gestar una vida sintiéndome desconectada de mí misma. Y cuando él nació, EL CAMBIO SE HIZO URGENTE.
Sentí el llamado ineludible a conseguir un nuevo oficio o profesión, que me hiciera sentir más plena y que me permitiera tener tiempo para dedicarle a mi hijo.
Si pudiera resumir este punto de mi vida en 2 palabras, le diría: EL LLAMADO.
Si “casualmente” -o causalmente-, estás sintiendo en este momento EL LLAMADO, o se te está HACIENDO URGENTE EL CAMBIO, puedes coordinar una llamada gratuita de 15 minutos conmigo. Me encantaría ayudarte a construir la segunda parte de tu propio viaje del héroe, un capítulo en el que te sientas súper conectada contigo misma y con lo que quieres para ti y para tu vida.
En el próximo post te contaré la parte 2 de esta historia detrás de la imagen.
La que está detrás de estas palabras soy yo, Carmen, así que si quieres escribirme ve aquí.